martes, 27 de septiembre de 2011

mi vida en las Islas Sandwich


Ahí va un libro interesante para los que tienen claro que el surf no lo inventaron los de Billabong y les atraiga la movida polinesia...

"Mi vida en las Islas Sandwich", del diplomático francés Charles de Varigny, está editado por Ediciones del Viento (una gente que tiene cosas interesantes para los que les gusten las historias clásicas coloniales, de aventuras, viajes, etc...).


El libro, siendo en todo caso más ilustrativo que trepidante, y sin el sadismo de un London, todo hay que decirlo, es un interesante retrato del archipiélago durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando tenía nombre de bocadillo, y mucho antes de llamarse como una serie de televisión.

Estando escrito entre 1855 y 1899, seguramente estamos ante uno de los primeros testimonios literarios del surf, junto con los de London y otros. Aunque que en este caso, lo curioso de la narración, y salvo que el autor o el traductor estuvieran hasta las trancas de absenta, es que la actividad surfística que se describe, incluye una excursioncita por el campo... Reproducimos textualmente:

"Una espesa hierba cubre las lavas disgregadas (...) La montaña se eleva verticalmente sobre el mar como si estuviera cortada a pico y las aguas han minado poco a poco su base (...) A derecha e izquierda, una pendiente rápida, pero continuada, baja hasta el mar, y allí era donde, en otro tiempo, los indígenas se entregaban a sus juegos favoritos.

En una tabla de un metro de anchura y tres de longitud, terminada en punta por sus dos extremos, se tendía a lo largo un indígena, y moviendo ligeramente las manos, imprimía a la tabla el impulso suficiente para que bajara con rapidez (NOTA DEL BLOGUERO - Estamos en tierra, estos bestias se tiraban con el tablón por la pendiente !!!) (...) El hombre y la tabla llegaban abajo con espantosa velocidad y desaparecían en las olas para salir a la superficie a los pocos momentos: enseguida, moviendo aquellas manos a guisa de remos, dirigía la punta de aquella "canoa de nuevo género" hacia las olas que llegaban de alta mar, sobre cuya cresta se elevaba, descendía y volvía a subir. Al llegar a cierta distancia, viraba de bordo, cuando veía venir una ola más grande que las otras; la ligera tabla manejada hábilmente, se dejaba impeler por ella como si fuese una pluma, y volvía a la orilla con la rapidez de un caballo a galope (...)"





Vaya cracks, no?

Ya sabéis, en la próxima visita a vuestro shaper de cabecera, ni cantos, ni rocker ni leches... - A ver, maestro, me va a poner una plancha de acero en el bottom, que yo le pego al estilo jaguayano medidados siglo XIX...ah, y las quillas, me las pone arriba, no en el bottom, que si no se me fastidian... Yo sí que soy vintage, y no esos que van de modernillos sin leash...

Hawái, Hawai o Hawai´i, como gusten más, un bonito archipiélago que nos tiene robado el corazón... Aunque viendo este grabado de Diamond Head, quién te ha visto y quién te ve...


2 comentarios:

aldaitu dijo...

Lo leí la prmavera pasada y me gustó. Esta bien aunque muy descriptivo. Mas para antropólogos que para quien busque una novela de aventuras. Tenía pensado un post sobre él pero... te me has adelantado, je, je. ;)

Un saludo.

Mr. Gee Beaumont dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Aldaitu, un libro con más información que acción... pero en cualquier caso, es interesante para conocer más de lo que se cocía por allí...

Y disculpa haberme adelantado con el post... hala, haz copy-paste y ponlo igualmente, buen rollo... :-)

Saludos