martes, 1 de julio de 2014

¡iros todos al infierno!





Pues por aquí tenemos 5 de 9, ¡estamos bien jodidos!

martes, 17 de junio de 2014

bcneta tower


¿Se puede saber de quién fue la idea de poner semejante truño en medio de la playa? ¡¡¡No se dan cuenta de que luego viene la gente y lo dibuja!!! Váyanse al infierno, indeseables!



lunes, 19 de mayo de 2014

jueves, 8 de mayo de 2014

the forgotten fifties





Una nueva joyita que lanzará este año la editorial neoyorkina Rizzoli...

Rizzoli son los que tuvieron el buen gusto (y los lereles...) de publicar el precioso libro de fotografias de John Witzig de la era dorada del surf australiano, "A Golden Age". Un librazo como la copa de un pino.

Pues eso, seguimos atascados en los 50... Y por lo visto, no somos los únicos, sino que se lo pregunten a nuestro amigo Godard...



miércoles, 7 de mayo de 2014

toalla, de hawaii





Toalla de Downtown General Store, Hawaii.

miércoles, 30 de abril de 2014

el pico del boo






Más allá de actitudes cerriles y del concepto de localismo territorial mal entendido, podría decirse que todos nosotros solemos frecuentar los mismos sitios al poner el cucu en remojo. Objetivamente, podría decirse que, todos somos "locales" de algún pico... En nuestro caso, los fondos desastrosos del Maresme, la falta de horas para vagar por la costa al tuntún, y los párkings de pago, han acabado por convertirnos en un asiduo del pico del Boo, ese restaurante cuya visión contemplamos muchísimas horas al cabo del año, pero al que nunca hemos ido ni seguramente iremos.

Salvo contadas ocasiones que entra buen mar (ay, que poquito ha entrado este inviennnno...), la ola, básicamente, es una zurraspa-chusta-tablonera, y últimamente, los asiduos del lugar, más que con olas, nos hemos tenido que conformar con unos montículos debiluchos y de unos poquitos centímetros que nos dejan más insatisfechos que otra cosa... Pero es lo que hay, y como siempre decimos, mejor estar ahí fuera que haciendose pajas mentales delante de una pantalla.

No faltan los superos, hay muchos, educados y maleducados, que de todo hay, como en todos lados, los imberbes y algún que otro indocumentado, pero en general, el ambiente siempre es más distendido que en el pico de al lado, donde el tipo de ola y de sujetos que la frecuentan hace que el ambiente sea algo más tenso. Suponemos que en ese pico se deben dilucidar asuntos muy importantes, sin mencionar esas fulgurantes carreras de surfistas "profesionales" mediterráneos que necesitan depositar su exceso de testosterona en algun sitio más allá del regazo de las santas madres que los parieron.

A eso de las 11, el pico del Boo huele a cebollita pochada y pimiento. Es la hora en la que marchan los sofritos de las paellas. No es desagradable, pero te abre el apetito; lo malo es que si llevas un rato en el agua, te pones a salivar y el estómago se te pone del revés. Y eso no es nada recomendable para un surf de alto rendimiento como el nuestro.

Y los mediodías, cuando entra un poquito más de mar y la ola gana algo más de recorrido hasta la última boya del canal para embarcaciones, puedes llegar a cruzarte una mirada con esa parejita que se hace carantoñas en la mesa de la punta, o con ese grupo de encorbatados que le lamen el culo a su jefe entre botellas de ribeiro, gambas de Palamós y pinzas de bogavante rechupeteadas. Y tu te limitas a mirarlos y a levantar la ceja con cierto aire de chulería (eres un local, no lo olvides...), giras tu tabla, y vuelves remando majestuoso al pico pegado al espigón, sin apenas despeinarte, y preguntando la hora a ese par de gitanos que intentan pescar algo para la cena.

Y así son las cosas, ni más ni menos.

viernes, 25 de abril de 2014

miércoles, 9 de abril de 2014

El Gran Miércoles...





... y chim pum! Ya lo tenemos aquí, recién calentito de imprenta, y a disposición de todo aquel que quiera estirarse y hacer su pequeña aportación para la causa.

El guión novelado de la película de John Milius, en una cuidada edición, traducida, revisada y especialmente dedicada a todos aquellos que se meten en el agua con cierta asidudidad.

¡Pero ojo! Las gentes de secano también encontrarán un gran placer al leer nuestra versión de la obra gracias a sus extensos pies de página, que permiten contextualizar la acción, el momento y los tecnicismos para que los legos del surf sepan de qué narices se está hablando. Por fin dejarán de ser ustedes unos incomprendidos en su casa, y sus papás, sus mujeres, sus hijos y sus periquitos podrán entenderles un poco mejor.

Y como traca final, para las compras a través de nuestra web o de nuestros distribuidores habituales, incluye un póster desplegable a color de la obra original de Godard que ilustra la portada, y además, nuestro Bonus Track habitual; un capítulo extra con información adicional, curiosidades y códigos QR para teletransportarse directamente al universo de Milius sin tener que pasar por caja (bueno, la aparte de la nuestra...).

Y además llegamos al Día del Libro y todo... nuestro Director General se ha puesto la mar de contento y durante unos días ha prometido no insultarnos ni golpearnos en nuestras partes blandas con una baguette revenida. Así que daros por aludidas, sufridas cónyuges del surfista de turno, tenéis a huevo el regalo perfecto para vuestro acuático y pizpireto pololo...

Venga, vamos, que se acaban!

Se nos olvidaba, se pueden hacer con él aquí.



lunes, 7 de abril de 2014

se acerca El Gran Miércoles


Ya queda poquito, estamos en imprenta... 3, 2, 1...


domingo, 6 de abril de 2014

you´re really giving me a hard time


Cuidadín con estos, que tienen una pinta que te cagas de la risa pero tres escuchas y no te los sacas de la cabeza... Hallazgo por cortesía del señor sfb72... ànims, rata!


lunes, 31 de marzo de 2014

jardiel al aparato




Más o menos es lo que vendría a decir el nieto de uno de nuestros autores preferidos de todos los tiempos, el grandísimo Jardiel Poncela, y que, ni corto ni perezoso, se puso en contacto con nosotros por e-mail para hablarnos de su última añagaza editorial (el nieto, no él, está claro).

Así pues, aqui tenemos a Enrique Gallud Jardiel, nieto de su abuelo, trabando lazos literarios con los impresentables de Fishbone... Hemos de reconocer que un leve cosquilleo de emoción nos recorrió el espinazo cuando alguien como el "nietísimo" nos dirige la palabra, y encima, se digna a enviarnos su último libro, "Historia estúpida de la literatura", para que le echemos un ojo... snif, snif, se nos cae la lagrimilla de la emoción.

Y además, no te jiba, va el gachó este, y encima te partes con el libro... Así, pues, se confirma una vez más que el refranero español no miente más que habla cuando dice que de "casta le viene al cocido" (¿o era el camello?, no sé, discupen... lapsus lingue vel calami).

En cualquier caso, se necesitan pocas líneas para reconocer en el texto del "nietísimo" el humor de su abuelo; un humor marxista (de Groucho, ¿de quien va a ser sino?... ¿del barbas que puso medio mundo patas arriba?), inesperado, a ratos absurdo, a ratos intelectual, a ratos inocente, ligeramente cítrico y en algunos momentos, desternillante.

Destacan del libro algunos pasajes delirantes, como la parodia de "El comité de Kafka", o el capítulo dedicado a los pirobolinos. Les garantizó que no hay bípedo en sus cabales que no se descojone al leer ese delicioso "Pirucho Estrepo" que pone al "Pirobolino Fulaz" de la poetisa Floriana Roz a los pies de los caballos. ¡Por Dios, si más que un pirobolino, parece un anacreto!! Malditos poetas hipster.

Ha quedado clarito,¿verdad?

Déjense ir, muchachos, la verdad está ahí afuera


lunes, 24 de marzo de 2014

slack key guitar


Una de las mejores portadas de disco que he visto en toda mi vida...




Y encima, el disco es bueno.

martes, 18 de marzo de 2014

surf sauna



Tíos, debéis estar de coña... unbelievable...







sábado, 15 de marzo de 2014

tres años en las nuevas hébridas




A pesar del jaleo económico-personal-profesional-existencial que tenemos últimamente (visita de los cacos incluida, y van tres en un año..) y que nos mantiene algo alejados de nuestra actividad blogueril, hemos encontrado un hueco para hacer esta pequeña entradilla, ya que la ocasión lo merece. Y es que cuando nos cae entre las manos alguna pieza especial, nos gusta hacer una reflexión más profunda sobre ello y dejarlo plasmado por aquí...

En este caso, el libro en cuestión que ha suscitado nuestras pasiones es "Tres años en las Nuevas Hébridas", del abogado y traductor catalán (no saben hasta qué punto esos atributos coinciden con los nuestros...) Manuel Bosch Barret. Gracias al buen amigo Godard, siempre inspiradora su compañía, somos afortunados poseedores de una edición original de la obra, la editada por Pal·las en 1943, un libro objeto precioso, apasionante, increíblemente actual setenta años después, y que sin lugar a dudas, pasa a formar parte de la estantería premium de nuestra biblioteca, con London, Conrad, Baroja y cía...

El libro narra el viaje del abogado Bosch Barret por los Mares del Sur hasta llegar a Port Vila, capital de las Nuevas Hébridas, actualmente, las Vanuatu, pasando por el Medio Oriente, el Índico, Indonesia, Australia y demás islas paradisíacas del Pacífico Sur. El argumento resulta algo similar al de Charles de Varigny, que en su libro "Mi vida en las Islas Sandwich", habla de su periplo diplomático en el Hawái de finales del siglo XIX, y del que también dimos buena cuenta en este blog anteriormente. Y aunque también interesante, el enfoque de Varigny era más antropológico, y sin duda, falto del punch de Bosch Barret.

En el caso de Bosch Barret, burgués, intelectual, ingenioso, y seguramente, algo snob, la crítica colonial se mezcla con la ironía y las inevitables comparativas que va realizando el autor a medida que se mezcla con todo tipo de culturas y situaciones, desde el mundo musulman, hasta la Australia más yankee, pasando por la inevitable seducción sufrida tras pasar por las inenerrables Islas de la Sociedad, embrujo por otro lado, del que nadie que haya pasado por allí se libra... Eso sí, todo regado con whisky y champaña debidamente degustado en los halls y terrazas de los hoteles más lujosos de los Mares del Sur.

Coincidimos extraordinariamente con ciertas opiniones del autor acerca de, por ejemplo, los australianos, los chinos, o el "supuesto" espíritu aloha de los canacos y maoríes, tan mitificado desde otros lares, y de tintes agridulces si se conoce con cierta profundidad. Y nostalgia, mucha nostalgia, sobretodo para el que haya paseado por las señoriales avenidas de Melbourne, para el que haya paseado por The Rocks a la sombra del puente de Sydney, para el que eche de menos los puestos de comida callejera de Shanghai o Bangkok, las escarpadas laderas de los fiordos neozelandeses, las playas de la península de Otago o las cálidas (aunque nunca molestas por caldosas) aguas de la laguna de Bora Bora... "Volveré", nos decimos todos, incluido el autor... pero cada día estamos más lejos de hacerlo...

No queremos extendernos mucho más, y simplemente, recomendar el libro a todos aquellos que, como nosotros, sin saber por qué, tienen un pálpito en su interior que les hace soñar con esa parte del mapa, ese mismo pálpito que seguramente hace que nos subamos en un pedazo de espuma y nos tiremos al agua a buscar no sé muy bien el qué... No creo que sean las olas en sí mismo, seguro que es otra cosa...



lunes, 10 de marzo de 2014

monopatín azul limón





Ahora que hasta los políticos locales le pegan al monopatín-azul-limón y hasta se declaran goofy o regular en la intimidad, unos cuantos decks bonitos, como por ejemplo, los de Salem Boards, de maderas recicladas...






O estos otros, de BlastSkates...