lunes, 30 de julio de 2012

postales desde Salinas





Queridos Papá y Mamá,

Después de abandonar la tierra de los enfants de la patrie (ya os hablaré de ellos más adelante...), me he dirigido hacia el oeste. Es miércoles, y he llegado a un sitio que se llama Salinas, Ciudad del Surf. Al menos, eso es lo que ponía en una furgoneta destartalada que había en la rotonda que daba acceso a la playa.

He llegado muy cansado, ya llevaba un baño gordo en el cuerpo y seis horas de coche, así que no me he metido, aunque estaba bombeando bien... He plantado la tienda justo a tiempo antes de que me pille el chaparrón. Ya no he salido en toda la noche. Tienda y lluvia hacen una mala combinación. No me apetece un momentaso woodstock...

Me he comido mi lata de sardinas, me he enfundado el saco y a dormir. Sin pipí ni dientes. Llueve mucho como para hacerse una expedición al bar más cercano.

Jueves, seis y media de la mañana, sale el sol, y yo con él. Ya no llueve. Primera misión del día. Encontrar un bar para la doble tarea de llenar y vaciar la barriga. He ido al paseo, y nada, no hay nada abierto. Mala hora. Cojo el coche y me pongo a dar vueltas por Salinas, Ciudad del Surf, pero nada. Todos los bares están cerrados. Finalmente, por suerte, encuentro un bar abierto. Es de un color azul chillón y se llama Los Tres Monitos. Me ha atendido un señor de lo más seco y desagradable. Podría trabajar perfectamente en cualquier bar de París, pero por lo visto, el mal servicio es una lacra de proporciones internacionales. Bocadillo de tortilla de chorizo y café con leche. En este caso, reconozco que la calidad de la vianda supera con creces a la del servicio. El efecto laxante del cafelito caliente me invade sin remedio, y procedo a realizar una descarga en establecimiento público en toda regla.

Al salir, me dan ganas de pedirle al tipo que me devuelva el dinero del desayuno. Al fin y al cabo, no me llevo nada de su local...

Con renovadas fuerzas, directo a la playa. Sigue aguantando bien, con fuerza, y buen tamaño. No son las ocho y ya estoy en el agua. Al principio cierran bastante, pero a partir de las diez, la cosa empieza a ponerse muy divertida. No hay mucha gente en el agua, saludos con algún otro catalán lejos del charco, y a disfrutar de la sesión.

He salido del agua a las doce. Me vuelvo a casa. Me da la sensación de que esto empieza a llenarse de gente. Parece que hay un festival o algo así. Yo ya tengo lo que he venido a buscar.

P.D: Por favor, mandadme algo más de dinero que no me llega para volver a casa.

Vuestro adorable hijo, G.


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