martes, 17 de abril de 2012
toca moverse
Las personas, y especialmente, los semi-anfibios como nosotros, somos gente dada al movimiento, a la búsqueda constante, acostumbrada a los cambios. Pero con los años, aunque la visión, las ganas o el espíritu estén ahí, el cuerpo no siempre va detrás. Uno se vuelve acomodaticio. Repite hábitos, busca una posición cómoda, y va a lo seguro. A esa práctica muy humana también se le conoce como ser "local".
Pero justo cuando ya casi se te había olvidado lo que era moverte, buscar, arriesgar (a veces, palmar, equivocarte), algo cambia, y todo tiene que volver a empezar. Ya hemos manifestado en muchas ocasiones, en el blog y en persona, que los fondos del norte de Barcelona no hay por donde cogerlos. Bugeros, handplaneros y demás ralea tiran cohetes, pero para los tabloneros de pro (de bien, que no profesionales), un bajadón orillero y cerrón que dura unos cuantos milisegundos no es plato de nuestro agrado.
No hace falta dar nombres de sitios, y parece que suenan cantos de sirena más al sur, pero si algo está claro es que hay que quemar gasolina, hacer carretera y pagar peajes de nuevo. Hay que salir. Toca moverse.
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