martes, 29 de octubre de 2013

saltadas a tutiplén


Después de una semana con varias sesiones, algunas de ellas bastante divertidas, una de las cosas que nos llamó la atención era lo elevado que anda el nivel de testosterona por estos andurriales. Lo cierto es que había días es que la cosa estaba hasta arriba, y pillar una ola, más que una demostración de pericia, era una auténtica lotería. Agua caliente, solete, y spots urbanos; la combinación perfecta para que los energúmenos den rienda suelta a sus más bajas pasiones.

Mal los saltones, muy mal. La gente salta olas con una alegría y una osadía ilimitadas. Fui sujeto pasivo de varias saltadas, y en mi caso, como soy un tipejo que voy medio sedado por la vida, me limito a recordar educadamente al saltador en cuestión los inconvenientes de asomar la cabeza por delante de nuestro "chiquitín"... No sería el primero al que le hacemos la raya de un quillazo.

Ahora bien, por otro lado, a algún saltado se le iba también un poco la olla y no creo que increpar como un demente al saltador de turno sirva para mejorar el ambiente en el agua. Está claro que hay que decírselo, pero supongo que hay maneras y maneras. Y si el tío reincide, pues se le vuelve a decir...

Y si le saltas a alguien porque no lo has visto (nos pasa a todos, no fotem), hala, a bajar la cabeza, sonrisilla, y a pedir perdón como un corderito. No hay discusión que valga, no te pongas chulo, que una saltada es una saltada... Salvo que sea un amiguete, entonces está permitido jorabarle un poquito. Él ya se encargará de darte collejas en el bar luego...

En cualquier caso, más que el mal rollo en el agua, lo preocupante es que el nivel de saltadas (esto es, el poco respeto por los demás) va en aumento. Tío, si ves que ya la pilla uno, no remes, ni lo intentes. No seas tan optimista. La va a pillar, y tu molestas... Easy, tigre, ya vendrá otra ola...

Y para ilustrar esta diatriba de abuelo cebolleta con tufo a buen karma, un vídeo que muestra hasta qué punto pueden mejorar las cosas. El autor no es ni más ni menos que Fred Reiss, el escritor de títulos de surf-freak-noir como "Gidget debe morir", del que ya hemos hablado en este blog anteriormente. Todo un personaje el amigo Fred. Además, es un tío simpático...


1 comentario:

azuldeultramar dijo...

A mi nunca me ha gustado el frío, pero me sorprendo a mi mismo deseando un invierno frío, muy frío y cada vez miro con mejores ojos esas costas heladas de tierras lejanas con olas desiertas...