renovarse o morir

Las noches de insomnio son muy peligrosas. Con eso de no dormir uno se pone a darle al coco y puede acabar por poner su vida patas arriba como si nada... Y los resultados son cosas como, en nuestro caso, un cambio de imagen, web incluida, tan radical como inesperado.

Haciendo honor a nuestro decálogo, y de manera totalmente improvisada, nos hemos puesto toda nuestra imagen corporativa por montera y la hemos cambiado de cabo a rabo. Y nos ha salido así, la mar de minimal. Qué le vamos a hacer. Parece que ese rollo más modernillo se lleva ahora mucho, pero lo dicho, no lo hemos buscado, nos ha salido así. Pueden pasarse por la web y echar un vistazo si se aburren mucho...





Se trata de una evolución más que se añade a la ya sufrida por el proyecto en muchas ocasiones y que recogimos en una entrada anterior, sólo que entonces todo sucedió en la sombra (como si ahora fuese diferente y fuéramos mega-famosos, no te jiba...)

Seguimos con pececitos e iremos cambiando de colorines en función de nuestro humor, de los libros, de las mareas, del horóscopo, o si nos peta, del calendario lunar. Seguiremos improvisando, que si no, nos da algo...

Así pues, desde hoy, abandonamos nuestras viejas vestiduras, nuestra vieja web y nuestro viejo logo de la raspa, no sin una tierna lagrimilla en nuestros ojos. No hemos cambiado de imagen porque no nos guste la antigua. Al contrario, nos gusta mucho, y le estamos eternamente agradecidos por habernos traído hasta aquí, como ese seat 127 viejo y noble que te lleva a tu destino, y aunque no reluzca mucho al llegar a puerto, nadie puede negar que ha cumplido con su cometido. Como esa primera tabla que, a pesar de todas nuestras perrerías, nos enseñó a surfear, y cuando llegó la hora de cambiar de montura, malvendimos, regalamos o reauchutamos con el corasón partío... Así pues, decimos goodbye a la raspa, y damos la bienvenida a sus hermanos, los pececitos de colores.

No conozco a nadie que no le gusten los peces de colores.